Cerrojo Nº 1

Han pasado casi ochenta años desde que el famoso cerrojo FAC viera la luz en los primitivos talleres que la empresa Fac Seguridad tenía en la provincia de Madrid. El nacimiento del cerrojo, basado en la combinación de dos elementos ya existentes (un pasador y un bombillo), supuso toda una revolución en los hogares españoles y, durante los años siguientes, el uso de este singular sistema de cierre se extendió con tal magnitud que ya en la década de los cincuenta era difícil encontrar una vivienda que no tuviera un cerrojo FAC instalado en la puerta principal.

En un mundo con una oferta tan amplia de productos es difícil encontrar un artículo cuya presencia en nuestros hogares se haya mantenido a lo largo de todos este tiempo, pero sin duda podemos afirmar que el cerrojo FAC ha sido uno de ellos. Así se constata en gran cantidad de películas y series de televisión, que desde los años 60 hasta nuestros días utilizan este elemento en sus decorados como una expresión más de las tradiciones y costumbres de la sociedad española. Lo mismo ocurre con la publicidad en medios escritos, donde encontramos numerosas muestras inserciones del cerrojo FAC en los diarios nacionales.

Anuncio publicado en ABC en el año 1932.

La Vanguardia, 1968.

Sin embargo, el cerrojo FAC no se ha mantenido impasible al paso de los años. De hecho, en la actualidad están a disposición de nuestros fieles clientes más de doscientas variedades distintas. Diferentes acabados exteriores, varios mecanismos de funcionamiento disponibles, distintas dimensiones, etc… permiten a los usuarios encontrar el cerrojo que mejor se ajusta a sus necesidades, tanto funcionales como estíticas.

La garantía y la seguridad que una marca como la nuestra ha ofrecido desde sus orígenes, ha conseguido algo que muy pocas empresas, con astronómicas inversiones en campañas de publicidad, han logrado: que el producto haya adquirido la denominación de la propia marca. Casi nadie entra en una ferretería y pide un cerrojo; la mayoría simplemente dice «quiero un FAC». No hacen falta más explicaciones.